Celíacos: cómo llenar la nevera sin arruinarse

Según la FACE (Federación de Asociaciones de Celíacos de España) uno de cada 150 españoles tiene intolerancia al gluten del trigo, la cebada y el centeno. Es lo que se conoce como EC (enfermedad celíaca). En el caso de los más pequeños, se diagnostica al año un caso por cada 118 niños, mientras que en la población adulta la relación desciende a uno por cada 384. Y es más frecuente en mujeres.

La doctora Marta Soria, gastroenteróloga pediátrica del Hospital de Madrid Montepríncipe, está más que acostumbrada a explicar a las familias afectadas y recién diagnosticadas cómo afrontar de la mejor forma posible esta enfermedad. “En celiaquía no hay niveles. Se trata de una atrofia de las vellosidades intestinales que evita la absorción de los alimentos y los nutrientes”, explica la experta. En la dieta está la cura y el único tratamiento es consumir alimentos sin gluten. No hay que dejarse llevar por el pánico, añade la doctora. “En cuanto se sigue una dieta estricta, las vellosidades del intestino vuelven a la normalidad. Si un celíaco tomara sin saberlo alimentos con ligeras trazas de gluten, no ocurriría nada, salvo que lo hiciera de forma continuada”. Para recaer en un episodio de diarrea o dolor abdominal, tendría que darse un atracón de pasta o pasteles. “Se trata de una intolerancia, no de una alergia, aunque no conviene hacer transgresiones”, advierte Soria.

También es una enfermedad autoinmune y si no se llega a diagnosticar (se calcula que en España hay 400.000 afectados que no lo saben), puede provocar a largo plazo diabetes, hipotiroidismo y hasta linfomas.Las marcas para celíacos más valoradas por los especialistas se dan cita en este almacén que sirve gratis por compras superiores a 80 € y da vales de descuento por compra acumulada. Los copos de maíz Dr. Schär (2,26 €) son el ‘best seller’. Cuenta con la garantía FACE, llevan los pedidos a toda España y tienen más marcas y productos que en el mercado habitual.

¿Pero es fácil vivir sin gluten? Son muchas, cada vez más, las personas que hacen la compra deteniéndose a leer dos veces la etiqueta de cada producto que pretenden echar al carro. Ante el diagnóstico, primero llega la confusión y el pánico de que, sin querer, el paciente se lleve a la boca algún alimento encubierto. ¿La mayor sorpresa? Al descubrir, por ejemplo, que hay jamón de York o chorizo sin gluten.

A los pocos meses todo parece más llevadero y lo único que se nota en casa es el incremento de gasto que conlleva llenar la nevera cada semana. Lo más cómodo es convertir a la celiaquía al resto de la familia, y eso es algo que se acaba notando a fin de mes. De los 45 céntimos que cuesta un paquete de pasta convencional a los 1,35 euros del que se elabora con harina de trigo. Lo habitual es la regla del 300% más caro…

A la compra sin ayudas

Al hecho de convivir con una enfermedad hay que unir el aumento del gasto. En la FACE llevan años pidiendo al Estado ayudas económicas y presentando datos, como el Estudio de Precios 2014, que señala diferencias abismales entre la vida con o sin gluten. “Tomando como base una dieta de 2.000 a 2.300 calorías, una familia con un celíaco entre sus miembros puede incrementar su gasto de la cesta de la compra en casi 33,05 € a la semana, lo que significa un incremento de unos132,20 € al mes, y de 1.586,40 € al año”, resumen desde la FACE.

Basta poner algunos ejemplos del Estudio de Precios para entender la situación y echar a temblar ante la amenaza de algún diagnóstico en la familia. Tomando como referencia su coste en diferentes Comunidades Autónomas y optando por productos que, en el caso de la versión sin gluten, reúnen la mejor relación calidad-precio y por marcas representativas en el caso de las opciones ‘con’, el kilo de galletas maría con gluten cuesta 1,63 € y su versión ‘sin’ 9,01 €; por el de pan de molde ‘con’ desembolsamos 2,24 €, mientras que el precio del libre de gluten se dispara hasta los 9,99 € por kilo. ¿Las bases de pizza? 3,57 € el kilo ‘con’ y 11,99 € el ‘sin’, y el kilo de hamburguesas ‘con’ (engordadas a base de harinas) sale a 6,25 €, frente a los 8,82 € que pagamos por el de ‘sin’.

Las mayores diferencias se aprecian en el pan y la bollería, productos con los que hay que tener un cuidado especial: “Son los sabores menos conseguidos y se tiene que recurrir a un montón de grasas saturadas que compensen. En consecuencia, se está observando un incremento de casos de sobrepeso en niños intolerantes al gluten”, indica la doctora Soria.

España es, además, uno de los pocos países europeos que no otorga ningún tipo de ayuda a los afectados por esta intolerancia alimentaria. En este sentido, los más concienciados son Suecia (hasta los 16 años los productos sin gluten son gratuitos), Noruega (los menores de tres años reciben 110 € al mes y a partir de esa edad la ayuda asciende a 210 €), Finlandia (el gobierno ofrece una ayuda de 78,44 € mensuales hasta los 16 años); Francia (su servicio de seguridad social otorga hasta 33,50 € a los niños y 45 € a los adultos que justifiquen la compra con las etiquetas de los productos), Dinamarca (con ayudas de hasta 200 € al mes hasta los 65 años), Italia (hasta los 10 años, se perciben 94 € mensuales; después, y de por vida, 140 € los hombres y 90 las mujeres) y Reino Unido (donde los productos sin gluten son completamente gratuitos hasta los 16 años y a partir de los 65).

En nuestro país, como señala la doctora Soria “el único gesto de ayuda por el momento ha sido que durante dos años consecutivos los precios para celíacos no han subido de precio, en contraposición a los demás”.

Cómo identificarlos

Dejando a un lado la leyenda “sin gluten”, la Espiga Barrada es el único símbolo reconocido internacionalmente que indica que un alimento es seguro para el consumo de personas celíacas. Cada vez es más difícil encontrar productos ‘enmascarados’, pero como nos aconsejan en la FACE, “todavía es necesaria la consulta de productos libres de gluten en la Lista de Alimentos Libres de Gluten que elabora nuestra Federación cada año,”. Ante cualquier duda a la hora de hacer la compra, se puede llamar al 91 547 25 46 para despejarla.

Autor: Marta Cámara

Fuente: http://elpais.com/