Buscando en el genoma nuevos usos para los fármacos

Un algoritmo y dos bases de datos han bastado para aventurar
nuevas aplicaciones de fármacos comunes.

Encontrar nuevas aplicaciones para fármacos que ya existen es
una forma de innovación barata que está ganando importancia
gracias a las nuevas tecnologías. Un algoritmo y dos bases de
datos es lo que ha necesitado un equipo de la Universidad de
Stanford (EEUU) para predecir potenciales usos de dos
medicamentos comunes.Las compañías farmacéuticas han estudiado a
lo largo de la historia miles de compuestos, muchos de los
cuales están comercializados. Dar con nuevos usos para estos
medicamentos es “una alternativa interesante al desarrollo
tradicional de fármacos”, señalan los responsables de esta
investigación, publicada en ‘Science Translational Medicine’.El
‘atajo’ propuesto por el equipo dirigido por Atul Butte se basa
en una sencilla hipótesis: “Si un fármaco provoca un cambio en
el patrón de actividad de un gen que es opuesto al causado por
una enfermedad, entonces ese compuesto podría tener algún efecto
terapéutico en esa patología”.Así que bucearon en la información
del Centro Nacional de Información Biotecnológica de Expresión
Génica, una gran base de datos que recoge estudios genómicos
enviados por investigadores de todo el mundo. Restringiendo su
búsqueda a análisis en los que se compararan a la vez tejidos
humanos enfermos y sanos o normales y bajo los efectos de un
compuesto, seleccionaron 100 patologías y 164 fármacos.Entonces,
mediante un algoritmo, compararon los patrones de expresión
génica de unos y otros y dieron con varias parejas
fármaco-enfermedad. Muchas de ellas ya se conocían, lo cual,
aseguran los autores, muestra la validez de este método. Otras,
eran nuevas.En concreto, Butte y sus colegas escogieron dos para
investigarlas más a fondo: la cimetidina (un antiácido) y el
cáncer de pulmón; y el topiramato (un anticonvulsivante) y la
enfermedad inflamatoria intestinal. Las pruebas realizadas en el
laboratorio fueron positivas, confirmando así el potencial de
esta herramienta.”El método está aún en una fase muy inicial
pero es una prueba de principio esperanzadora para una
estrategia creativa, rápida y barata capaz de descubrir nuevos
usos para fármacos que ya tenemos en nuestro arsenal
terapéutico”, ha destacado Rochelle Long, directora de la Red de
Investigación de Farmacogenómica de los Institutos Nacionales de
Salud de EEUU.

Autor: Cristina de Martos

Fuente: El Mundo