Genética y metabolómica para envejecer con salud

La genética de cada persona, junto con marcadores del estudio metabolómico predecirán el riesgo individaul de desarrollo de enfermedades.

Conseguir un envejecimiento saludable, que no es sinónimo de longevidad, es uno de los retos y propósitos de la moderna medicina teniendo en cuenta las actuales tendencias de la sociedad en las que la tradicional pirámide poblacional está empezando a dejar de existir para dar paso a una pirámide invertida, un hecho hasta el momento desconocido en la historia de la humanidad, en la que los ancianos tendrán mucha más presencia que los jóvenes.

Estos hechos son los que conducen a la comunidad científica al empeño en desarrollar marcadores, de prevenir la enfermedad y de determinar qué personas están en riesgo.

Genética individual “Para la prevención y los biomarcadores disponemos, por un lado, del armamento de la nutrición y, además, de la genética. Estos aspectos deben aunarse en torno a lo que se conoce como nutrigenómica, haciendo énfasis en el hecho de que en futuro tendremos la capacidad de predecir quién va a estar en mayor o menor riesgo de desarrollar una determinada enfermedad por motivos de genética individual, sin olvidar el peso de los agentes externos, dentro de los cuales la nutrición juega un papel decisivo”, ha señalado a DM José María Ordovás, director del Laboratorio de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts, en Boston (Estados Unidos), que ayer pronunció la XXXI Lección Memorial Fernández-Cruz que, organizada por la Fundación Fernández-Cruz, se ha celebrado en el Hospital Clínico San Carlos, de Madrid.

Durante su intervención en la sesión plenaria de este encuentro anual, que en esta ocasión se ha centrado en la Visión crítica de la prevención cardiovascular: focalizándose en los factores determinantes del envejecimiento saludable, el profesor ha recalcado que la asociación de los marcadores genéticos individuales y otros que se están desarrollando a partir de tecnologías como la metabolómica y que permitirán un seguimiento más profundo, “detectará desviaciones en nuestra salud antes de que empiecen a dañar un órgano y antes de que se manifiesten clínicamente. Esta combinación optimizará la salud de las personas”.

Para Arturo Fernández-Cruz, presidente de la Fundación Fernández-Cruz y catedrático y director del Área de Prevención Cardiovascular del Hospital Clínico, uno de los fenómenos más emocionantes que los expertos de la salud están viviendo en este momento radica en un concepto clásico que se ha convertido en algo controvertido actualmente: el estrés oxidativo. “Se dice que envejecemos y que el estrés oxidativo aumenta y que podemos defendernos de ello si el estrés oxidativo disminuye manipulado por la dieta, por suplementos vitamínicos o por fármacos. Es una situación que conduce a la epigenética o estructuras ambientales”. Sin embargo, matiza que la realidad es que si se utilizan, por ejemplo, las vitaminas como elementos antioxidantes pueden darse situaciones paradójicas que pueden inducir a error. Y detalla las experiencias con el betacaroteno: “Cuando creíamos que curaba el cáncer de pulmón, las experiencias que tenemos con las multivitaminas administradas de forma indiscriminada, según estudios randomizados realizados en Estados Unidos, presentan mayor incidencia de problemas relacionados con el envejecimiento o de enfermedad cancerosa que en personas que no las consumen. Existen también datos contradictorios en torno a la vitamina E, considerada panacea, que puede ser perjudicial para el hombre y muy contradictorio para la mente del médico”.

Así, ambos profesionales abogan por la vía nutricional, pero adaptada al perfil genético y, por tanto a la necesidad de cada persona.

Conocer desde el mismo momento del nacimiento de cada persona qué riesgo tiene de padecer una determinada enfermedad (Alzheimer, alteración cardiovascular, demencia o cáncer) “no es -según Ordovás- una sentencia de muerte. Simplemente es una espada de Dam.

Conocer desde el mismo momento del nacimiento de cada persona qué riesgo tiene de padecer una determinada enfermedad (Alzheimer, alteración cardiovascular, demencia o cáncer) “no es -según Ordovás- una sentencia de muerte. Simplemente es una espada de Damocles que, dependiendo de cómo se arrope con el medio ambiente, el hilo puede mantenerse o caerse y producir la enfermedad”. La nutrición, en este sentido, puede ser un instrumento para prevenir que la amenaza siga siendo sólo amenaza, pero controlada, o una condena a muerte. Los marcadores que se emplean en la clínica, más algunos que podrían predecir una situación anormal, pero no patológica, son los ofrecerán la respuesta.

Autor: Raquel Serrano

Fuente: www.diariomedico.com