Es una pregunta que, sencillamente, la Ciencia no se había planteado
hasta ahora. Y si no fuera porque quien trabaja sobre ella es ni más ni
menos que Luc Montagnier, premio Nobel de Medicina en 2008 por descubrir el virus del sida, nadie en su sano juicio estaría dedicando tiempo y recursos a una idea que parece sacada de una novela de ciencia ficción.
Sin embargo, Montagnier se ha tomado la cuestión muy en serio, y está
terminando de preparar un estudio que verá probablemente la luz en los
próximos meses. Mientras, y como aperitivo, ha publicado un resumen de
sus trabajos en arXiv . Las reacciones no se han
hecho esperar.
Y es que los resultados que anuncia el Nobel francés no son para menos:
bajo ciertas condiciones, asegura Montagnier, el ADN puede proyectar
copias de sí mismo por medio de ondas electromagnéticas; esas mismas
ondas pueden ser «recogidas» y almacenadas en agua pura y, gracias a
ciertos efectos cuánticos, crear en ella una «nanoestructura» de
idéntica forma al ADN original; si además, en la solución «receptora» de
las ondas se añaden enzimas replicadoras de ADN, éstas pueden «recrear»
el ADN a partir de la «nanoestructura» teletransportada, como si el ADN
original estuviera realmente allí mismo.
Si se demuestra que estos resultados son correctos, estaríamos ante un
descubrimiento tan revolucionario que cambiaría para siempre los
fundamentos sobre los que se basa la Química moderna. Las primeras
reacciones, sin embargo, no han sido favorables, y expertos de todo el
mundo se muestran, como mínimo, escépticos. Algunos han llegado ya a
considerar el estudio y sus conclusiones como una «auténtica locura».
SIN CAMPO ELECTROMAGNÉTICO
Los detalles completos de la investigación aún no se conocen, ya que el
trabajo completo de Montagnier todavía no ha sido publicado en una
revista científica. Pero el adelanto publicado en arXiv proporciona la
cantidad suficiente de detalles como para hacerse una idea de cómo
Montagnier y sus colegas han llevado a cabo sus experimentos.
En esencia, los científicos han utilizado dos tubos de ensayo. El
primero contenía un fragmento de ADN (de unos cien pares de bases de
longitud). El segundo, agua completamente pura y sin resto alguno de
materia orgánica en su interior. Ambos tubos se encerraron después en
una cámara especial que anula el campo electromagnético natural de la
Tierra, con objeto de que éste no contaminara los resultados del
experimento. Por último, ambos tubos fueron enrollados en tubos de cobre
de los que emanaba un ligero campo electromagnético.
Siete horas después, el contenido de ambos tubos de ensayo fue sometido
a reacciones en cadena de la polimerasa (PCR), una técnica ampliamente
utilizada por los biólogos moleculares para replicar de forma masiva
cualquier fragmento de ADN que se pueda encontrar en la muestra, por
pequeño que sea, lo que facilita su identificación y posterior estudio.
Y aquí es donde está la sorpresa: según Montagnier, se recuperó ADN de
ambos tubos, a pesar de que el segundo sólo contenía agua.
TODO SON DUDAS Y ESCEPTICISMO
Para el célebre científico, la explicación más plausible es que el ADN
del primer tubo de ensayo emitió una serie de señales electromagnéticas
capaces de «imprimir» su propia estructura a otras moléculas, en este
caso a las del agua. Lo cual implica que el ADN debe ser capaz, de
alguna manera, de «proyectarse» a sí mismo de una célula a otra. Toda
forma de replicación absolutamente nueva y desconocida. Se trataría del
equivalente genético de la teleportación cuántica, una técnica de la
Física con la que las partículas subatómicas logran transmitir su estado
y características de forma instantánea a otras partículas con las que
estén entrelazadas.
Las implicaciones de este proceso en el ADN, si se logra determinar su
existencia, serían enormes, y abrirían toda una nueva rama de estudio a
la biología molecular. Hasta ahora, sin embargo, todo son dudas y
escepticismo. Podría ser, por ejemplo, que el agua supuestamente pura
del segundo tubo de ensayo no fuera, después de todo, tan pura, y que
estuviera contaminada con materia orgánica que Montagnier y sus colegas
no lograron detectar.
Habrá que esperar, pues, a que se publique el artículo y pase por el
procedimiento establecido de «revisión por pares», según el que
especialistas independientes evalúan hasta el mínimo detalle de un
experimento antes de darlo por bueno. Después, y dado el alcance de la
investigación, decenas de laboratorios de todo el mundo intentarán sin
duda reproducir los resultados obtenidos por Montagnier. Sólo después de
este riguroso escrutinio científico se podrá decir sin miedo a
equivocarse que el trabajo constituye un auténtico adelanto científico.
Fuente: ABC Periódico Electrónico
Autor: José Manuel Nieves
Lo que se supone que ha dicho Montagnier que ha hecho, lo dice un Dr. Nadie y lo más suave que le dicen es que tonterías las precisas porque aquí sobran. Además, no creo que haya que esperar a que se publique su artículo, simplemente repítelo en tu labo. Pon un tubo con ADN y otro con agua pura, ponlos juntos y espera, no siete horas, sino siete meses para detectar si hay la más mínima traza de ADN en el que sólo contenía agua. ¿Puedes vaticinar el resultado que saldrá? Yo sí.
¿Incrédulo? NO! escéptico!