Antoni Prevosti i Pelegrín (Barcelona, 1919) fue catedrático de la Universidad de Barcelona desde el año 1963 hasta el 1986 y sus trabajos, unas 300 publicaciones científicas, gozan de reconocimiento mundial porque inició una línea de investigación, la genética de poblaciones y la evolución, con gran proyección científica en la actualidad y que ha permitido el desarrollo de ciencias como la epigenética, la biología del desarrollo y la genética molecular, afirma la investigadora Mercè Durfort, miembro de la Sección de Ciencias Biológicas del IEC.
Cuando Prevosti inició sus trabajos, la asignatura de genética ni siquiera existía en la universidad: formaba parte de Antropología, como explicó en una entrevista en TV3 en 1993. Licenciado y doctorado -con premio extraordinario- en ciencias naturales en la Universidad de Barcelona, Prevosti se especializó en genética evolutiva y de poblaciones, y fue profesor de biología general, antropología y genética. Su proyecto de tesis doctoral, dirigido por el catedrático de Antropología Santiago Alcobé, versó sobre el crecimiento de escolares barceloneses: descubrió que, por entonces, los niños de 14 años de clase acomodada medían 14 centímetros más que los escolares de clases menos favorecidas.
Desde 1942 trabajó como investigador del CSIC. Tras obtener en 1948 el grado de doctor en la Universidad de Madrid, estudió las técnicas genéticas fundamentales de las moscas drosofilas en el Instituto Italiano de Hidrobiología entre los años 1948 y 1949, y se inició en el estudio de los caracteres cuantitativos de esa especie en el Instituto de Genética Aplicada de la Universidad de Edimburgo (1953-1954).
En 1955 acudió al prestigiosísimo laboratorio -nueve premios Nobel han pasado por él- de Cold Spring Harbor, en Nueva York, donde se relacionó con figuras clave de la teoría sintética de la evolución como Dobzhansky o Wright, que desde entonces lo tratan como a un amigo, según constata el miembro del Departamente de Genética de la Universidad de Barcelona Francesc Mestres.
Considerado como un magnífico docente, el profesor Prevosti comienza a impartir la genética como disciplina de la Universidad de Barcelona el curso 1955-1956. A partir de 1959 fue el encargado de la cátedra de Genética. En ese año se convocan las primeras oposiciones para cátedras de Genética en las facultades de ciencias. Quedó el primero y eligió, para sorpresa de las mentes de la época, la plaza de Barcelona en lugar de la de Madrid. De carácter humanista, cuenta el propio Prevosti que su veintena de alumnos le obsequiaron entonces con un libro de arte japonés. Prevosti dirigió 28 tesis doctorales y 18 tesinas de licenciatura y muchos de sus discípulos fundaron departamentos de Genética en universidades de toda España.
Ha sido presidente de la Sociedad Española de Genética y dirigió durante años la revista Genética Ibérica, publicación clave en la difusión de los conocimientos genéticos del país en el periodo 1950-70. Era miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona y miembro supernumerario de la Real Academia de Medicina de Cataluña. En 1989 obtuvo la Medalla Narcís Monturiol al mérito científico y tecnológico de la Generalitat de Cataluña, así como, en 1994, la medalla de oro de la Ciudad de Barcelona en 1994.
Como explica Mestres, Prevosti era extremadamente amable y dotado de una inteligencia excepcional. “Favoreció y estimuló las ansias de investigación de la gente joven. Poseedor de un amplio bagaje cultural, siempre tenía tiempo para un consejo, una consulta o una sugerencia”.
Autor: Carles Ambrojo
Fuente: El Pais
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