Existen más probabilidades de heredar una predisposición a sufrir un infarto de miocardio que un accidente cerebrovascular, según una investigación publicada en Circulation: Cardiovascular Genetics, una revista de la American Heart Association. Los resultados del estudio ayudan a comprender mejor la genética del accidente cerebrovascular.
El autor principal del estudio, el doctor Peter M. Rothwell, profesor de neurología clínica de la Universidad de Oxford (Reino Unido) afirma que los resultados sugieren que la susceptibilidad al ictus no posee tanta fuerza hereditaria como la susceptibilidad a un infarto de miocardio.
Un segundo análisis, que incluyó a los hermanos de los pacientes, además de a sus padres, arrojó el mismo resultado: la historia familiar resultó ser un indicador de un mayor riesgo de sufrir una insuficiencia cardiaca que de un accidente cerebrovascular.
Rothwell y su equipo realizaron el estudio para aclarar y confirmar la evidencia que sugiere una gran diferencia en la predisposición genética entre los infartos y los accidentes cerebrovasculares. Según el autor, habían observado previamente que la condición hereditaria del accidente cerebrovascular está relacionada con la genética de la presión arterial alta, lo cual no parece ser el caso de un infarto de miocardio. La hipertensión está estrechamente relacionada con el accidente cerebrovascular, por lo que una historia familiar de hipertensión está relacionada con un mayor riesgo de sufrir un ictus.
El estudio, llamado OXVASC (Oxford Vascular Study), comenzó en 2002 con el objetivo de estudiar accidentes cerebrovasculares, infartos de miocardio y otros eventos vasculares graves en una zona del condado de Oxfordshire, donde más de 91.000 personas son atendidas por un mismo hospital. Los análisis anteriores en la misma población, llevados a cabo por el doctor Amitava Banerjee, han demostrado la importancia particular de la historia familiar en la transmisión madre-hija en ambos, la insuficiencia cardiaca y el ictus. La historia familiar de infartos al corazón y los antecedentes familiares de ictus ha sido poco frecuente estudiarlos en la misma población, comentó Banerjee.
Los investigadores utilizaron datos de 906 pacientes con enfermedad cardiaca grave y 1.015 pacientes que sufrieron accidentes cerebrales. De los enfermos cardiacos, un 30 por ciento tenía un padre que había sufrido un infarto y un 21por ciento tenía al menos un hermano que lo había sufrido. El 7 por ciento tenía dos o más hermanos con antecedente de infarto y el 5 por ciento lo habían sufrido ambos progenitores.
Entre los pacientes con ictus isquémico un 21 por ciento tenía un padre con antecedentes de la enfermedad y un 2 por ciento ambos padres. Un 8 por ciento tenía al menos un hermano que había pasado por un accidente cerebrovascular y un 14 por ciento al menos dos.
El riesgo para un hermano o hermana de desarrollar problemas cardiacos agudos fue similar para los que sufrieron un infarto o un accidente cerebral. El riesgo de un accidente coronario agudo fue seis veces mayor si ambos padres habían sufrido un infarto de miocardio y una vez y media mayor si lo sufrió uno de ellos. Por el contrario, la probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular no cambió significativamente con la historia de los padres.
Según Rothwell, en la actualidad, la mayoría de los modelos de riesgo global tienen en cuenta la historia de los familiares de un paciente sobre accidentes cerebrales y de corazón. Probablemente, en el futuro deberíamos desarrollar modelos de antecedentes familiares separados, uno para el accidente cerebrovascular y otro para el infarto de miocardio.
Los nuevos datos también indican que el uso de los mismos criterios para predecir los diferentes eventos sobreestiman el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. El conocimiento de los factores genéticos que afectan la ocurrencia de un accidente cerebrovascular no está tan avanzado como el de la enfermedad arterial coronaria, afirmó Rothwell. El descubrimiento de que los genes juegan un papel mucho menor en el accidente cerebrovascular podría significar que los estudios genéticos podrían no ser fundamentales en dicho campo, añadió.
Fuente: El Médico Interactivo
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