El Servicio Gallego de Salud (Sergas) lidera desde el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) el proyecto Euclids, dotado con 12 millones de euros, de cinco años de duración y en el que participan siete países, tres continentes, tres empresas biotecnológicas y once instituciones académicas.
Federico Martinón, pediatra e investigador del CHUS, y Antonio Salas Ellacuriaga, genetista y profesor de la Universidad de Santiago, son los responsables en nuestro país.
El objetivo es desarrollar pruebas para predecir qué niños tienen más riesgo de padecer formas graves de las enfermedades bacterianas, identificar nuevas dianas terapéuticas y establecer estrategias a la carta de prevención y tratamiento.
Las infecciones bacterianas son responsables de al menos una de cada cuatro muertes infantiles, a pesar de los grandes avances tanto en antimicrobianos como de vacunas. Sólo en España mueren centenares de niños cada año como consecuencia de estas infecciones.
Meningococo
El grupo de Martinón ya publicó en 2010 en Nature Genetics un estudio que revela las bases genéticas de la susceptibilidad a la enfermedad meningocócica: “La explicación de por qué unas personas padecen y mueren por esta infección, y otras no enferman o se defienden fácilmente”. El trabajo fue producto del esfuerzo realizado dentro de la red de investigación creada en 2005 para estudiar la influencia genética en la enfermedad meningocócica, Esigem.
- El proyecto ‘Euclid’ desarrollará pruebas para predecir qué niños tienen más riesgo de padecer formas graves de las enfermedades bacterianas
Concretamente, encontraron un grupo de polimorfismos dentro de dos genes de la familia del factor H del complemento, los genes CFH y CFHR3, que explican la susceptibilidad a la enfermedad meningocócica.
“Nuestro estudio sugiere que estas variaciones genéticas en las personas, a nivel de los genes reguladores de la activación del complemento, juegan un papel determinante en el hecho de que la bacteria se limite a colonizar asintomáticamente la garganta o produzca una enfermedad invasiva. Conocer estas variaciones genéticas será clave en el desarrollo de nuevas vacunas y nuevos tratamientos”, ha señalado Martinón.
Es más, se han visto diferencias étnicas en la susceptibilidad al meningococo que contribuyen a explicar el cinturón africano de la meningitis: “La variante genética protectora es muy común en japoneses y chinos y en esos países es muy poco frecuente la enfermedad, mientras que esa protección es muy rara en África, donde la enfermedad se comporta de forma epidémica”.
La conclusión es que “el meningococo no infecta a quien quiere, sino a quien puede”. Y la hipótesis de los investigadores es que la genética condiciona otras enfermedades bacterianas graves. Por ello, en Euclids se aplicará la misma estrategia con el estafilococo, el estreptococo y la salmonela.
Paralelamente, se dará un paso más con todas estas bacterias, incluido el meningococo, intentando llevar a la práctica los descubrimientos científicos para mejorar el pronóstico y la atención, tal y como destaca Martinón: “El proyecto quiere desvelar los mecanismos exactos que condicionan la variabilidad en la expresión clínica y el pronóstico. Con esta estrategia pretendemos disponer de pruebas para identificar a los niños con más riesgo y mejorar la prevención y el tratamiento con nuevas dianas terapéuticas”. Por su parte, Salas explica que, una vez identificados los genes, intentarán averiguar “cómo se comportan en la enfermedad, para lo que se utilizarán estudios genómicos funcionales y biología molecular”.
Autor: M. R. L.
Fuente: El Médico Interactivo
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